Reseña

Cuando platico con Dios, me quito mis tenis y me imagino que estoy recostado en su pecho donde mi oído está en su corazón, y estando en esa posición cómoda, le digo “háblame mi Dios, háblame Papá” y en ese momento Dios me habla y empiezo a escribir. Las cosas que escribí en este libro no salieron de mi imaginación o de una idea teológica, salieron desde el corazón del Padre, no fui yo el que escribió el libro, fue Él.

Cuando termino de orar con Dios y me vuelvo a poner mis tenis ya no sólo me los pongo yo, sino que Jesús se los pone juntamente conmigo, pues el quitar el calzado es cederle la autoridad a Él para que tome el control de mi vida y ya no viva yo, sino que ahora Cristo viva en mí.

Ahora entiendo el dicho que dice “¿Quieres saber cómo siente la otra persona? Ponte en los zapatos del otro”.

Este libro no es un testimonio de un hombre que buscó a Dios, sino de un Dios que buscó a un hombre.
¡Y te está buscando a ti!

Esto es lo que Jesús quiere y desea:
Ponerse en los tenis del otro, para decirte “Yo sé lo que sientes, yo sé lo que te pasa, lo que te angustia, lo que vives, lo que anhelas, lo que te pone triste y te quiero ayudar, te quiero decir que no estás solo o sola, y si tú me lo permites entraré en tus zapatos y estaré y caminaré contigo todos los días hasta el fin del mundo y me conocerás de una manera sencilla, cómoda y placentera como lo son unos tenis”.